2011 / 03 / 02
El exceso de dinero en la economía, bien sea por la existencia de ayudas o por unos tipos de interés excesivamente bajos, ocasiona problemas por sí mismos. Los problemas causados por la situación inversa, la falta de capitales para invertir o unos tipos excesivamente altos, son reconocidos por todos, tanto en lo que afecta a las economías domésticas como a la economía de las empresas o las finanzas del estado. Quizás no sea tan reconocido por todo el mundo el efecto perverso del exceso de liquidez, si bien España en la ya mencionada época de Carlos V lo sufrió con particular virulencia. Destruida la industria de los burgos castellanos por la apertura de los mercados a los comerciantes holandeses, y desincentivada la creación industrial, el dinero proveniente de las materias primas que se traían de los territorios americanos sólo sirvió para crear inflación y desincentivar aun más cualquier intento de desarrollar industrias de transformación.
Es necesario distinguir entre afluencia de inversiones y abundancia de dinero en el mercado. Sin una infraestructura que facilite la inversión y la creación de empresas, este exceso de liquidez, produce inflación; en el peor de los casos, una especulación desbocada tal como hemos sufrido en España y en muchas otras partes del mundo occidental, y pone un freno a las exportaciones y por tanto a la creación de empresas mediante la excesiva re-valorización de la moneda del país. A este último fenómeno se refiere Dambisa Moyo con el nombre de fenómeno holandés, dado que fue en Holanda donde se notó en tiempos modernos con la afluencia de dinero llegado a ese país como consecuencia del descubrimiento de yacimientos de gas natural en la década de los sesenta del siglo pasado. A una misma cantidad circulante de moneda del país, una afluencia mayor de divisas hace que la demanda de moneda nacional a cambio de divisas para ponerla en circulación en el propio país lleva inevitablemente a producir este fenómeno. Si se intenta combatir mediante la emisión de más moneda nacional, el efecto es generar inflación con las mismas consecuencias sobre la exportación.
Para resumir, no es conveniente poner dinero de forma gratuita en circulación dentro de la economía: pagar intereses es bueno, siempre que estos intereses sean los adecuados al ritmo de desarrollo. El que el estado controle la distribución de este dinero, además de los efectos económicos perversos citados, tiene efectos sociales y políticos que a su vez afectan negativamente la economía.